Jubilados, hospitales y el relato que se cae: cuando los que callaban ahora lloran
Durante años se silenció el deterioro del sistema previsional y sanitario. Hoy, quienes fueron cómplices del saqueo lloran frente a cámaras. Una columna directa sobre la verdad que los medios con pauta no quieren mostrar.
Sociedad05/06/2025

Durante años, los jubilados fueron empobrecidos sistemáticamente. Se les cambió la fórmula de movilidad, se les quitó el ajuste por inflación y se les otorgaron aumentos discrecionales que no cubrían ni la mitad de lo perdido. En plena pandemia, con Alberto Fernández en el poder, los jubilados salieron a protestar y fueron reprimidos. Nadie decía nada. Ningún canal abría con eso. Ningún periodista “comprometido” se indignaba. Los mismos que hoy se rasgan las vestiduras, ayer miraban para otro lado.
En marzo de 2020, la jubilación mínima rondaba los $15.891, lo que a tipo de cambio libre equivalía a menos de 190 dólares. A fines de 2023, esa jubilación no llegaba ni a los 100 dólares. Sin embargo, hoy, bajo una nueva gestión que al menos se anima a decir la verdad, se aplicó un aumento del 41% solo en mayo, sumado a un bono de $70.000, dejando la mínima en $276.000. A valores actuales del dólar libre, eso supera los 240 dólares. No es ideal, pero es una mejora real. ¿Dónde estaban los que hoy lloran cuando las jubilaciones eran una miseria absoluta?
El mismo patrón se repite con los hospitales. El Garrahan, símbolo del sistema de salud, hoy es usado como bandera política por sectores que durante años permitieron que se desfinancie el sistema. ¿Qué hicieron los mismos gremios y funcionarios cuando los hospitales eran lugares de abandono, con profesionales precarizados, compras con sobreprecios, y corrupción disfrazada de gestión? Callaron. Hoy simulan conmoción porque alguien les exige que rindan cuentas.
La Argentina no está en crisis por Milei. Está en crisis por décadas de gobiernos que gastaron lo que no tenían, que mintieron con estadísticas, que usaron los recursos públicos como botín político. Milei no inventó la pobreza, la inseguridad ni la decadencia del Estado. Lo que hace es mostrar que, si queremos mejorar, hay que empezar por decir la verdad y cortar con la ficción del "Estado salvador" que en realidad se convirtió en una máquina de empobrecer.
En Catamarca la situación no es distinta. Los medios tradicionales, que viven de la pauta oficial, ahora venden como “ajuste feroz” lo que no es más que un ordenamiento necesario. Ocultan cifras, manipulan titulares, y protegen a políticos que jamás pisaron la calle. Muchos periodistas que hablan de “crisis” tienen sueldos públicos, cargos en el Estado, contratos, convenios o arreglos bajo cuerda. ¿Con qué autoridad pueden hablar?
También hay que señalar a los diputados y senadores que, mientras se quejan del “ajuste”, se aumentan el sueldo sin discusión, con choferes, asesores, viáticos y beneficios que el ciudadano común ni siquiera imagina. Eso también es casta. Y eso también sigue pasando en Catamarca.
Los sindicatos, por su parte, no defienden a los trabajadores. Defienden sus cajas, sus estructuras y su poder. Y cuando alguien propone la libre afiliación, tiemblan. Porque saben que, sin la obligación, se les acaba el negocio.
A usted que está leyendo, vecino catamarqueño, argentino común que trabaja todos los días: no se deje engañar. Esta vez no es como antes. Esta vez hay un gobierno que no les pertenece. Y por eso están desesperados. Por eso agitan el miedo, la confusión, la lástima. Pero no les crea.
La Argentina puede salir adelante. Pero no con fórmulas mágicas. No con aumentos sin respaldo. No con subsidios eternos. Puede salir con trabajo, con orden, con esfuerzo y con una política que deje de ser un club de privilegios.
Desde Realidad Catamarca vamos a seguir diciendo lo que otros ocultan. No porque tengamos la verdad absoluta, sino porque estamos del lado de la gente que no vive del Estado, que no cobra pauta, y que no se vende.
Argentina está despertando. Catamarca también. No nos dejemos manipular más.