Catamarca: el drama oculto de la desnutrición infantil que nadie se atreve a mostrar
Mientras se multiplican los discursos de inclusión y justicia social en el gobierno peronista de Catamarca, cientos de niños catamarqueños crecen con hambre en departamentos olvidados. El Estado calla. La política mira para otro lado. ¿Quiénes se hacen cargo?
Sociedad08/06/2025

Catamarca es tierra de discursos nobles, de promesas sociales, de planes con nombres esperanzadores. Pero también es, silenciosamente, una provincia donde la desnutrición infantil sigue golpeando sin piedad a los sectores más vulnerables. Y lo más grave no es solo el hambre: es el silencio cómplice de los que deberían hacer algo y no lo hacen.
Desde hace años, informes de organismos nacionales e internacionales marcan que el norte argentino, y dentro de él, Catamarca, concentra los peores índices de malnutrición y pobreza infantil. Pero a nivel local, el tema casi no se toca. No hay campañas. No hay funcionarios dando explicaciones. No hay datos actualizados accesibles. Lo que sí hay, y mucho, es discurso vacío, marketing político, y muchísima pauta estatal en medios locales para que no digan ni una sola palabra. Basta con entrar a estos pseudo medios propagandistas locales y mirar sus espacios de publicidad: están todos comprados.
En octubre de 2007, la Legislatura sancionó la Ley Provincial N.º 5227, que ordena la creación de un “Registro Único de Desnutrición Infantil” con nombre, apellido, domicilio y grado de afectación de cada menor. Esta ley sigue vigente. Sin embargo, nadie sabe cuántos niños desnutridos hay hoy en Andalgalá, Belén, Santa María, Tinogasta o Pomán. ¿Dónde están los datos? ¿Por qué no se publican? ¿A quién incomodan?
Y lo más importante: ¿por qué el periodismo local nunca pregunta por esto? Ah, cierto… por la pauta.
La situación no es solo un problema del gobierno provincial. También lo es de cada municipio, de cada Concejo Deliberante, de cada Secretaría de Desarrollo Social local que administra recursos que casi nunca llegan donde deben. No dan la cara los representantes. Mientras ellos se llenan de dinero, hay niños que no comen.
Peor aún: el tema ha sido declarado “emergencia” por varias normativas provinciales, pero eso nunca se tradujo en planes serios de mediano y largo plazo. La desnutrición no se combate con una caja de leche por semana ni con “ayudas” personalistas. Se combate con política pública real, con inversión seria, con transparencia y control.
El pueblo catamarqueño tiene derecho a saber:
¿Cuántos niños están desnutridos y dónde?
¿Cuántos programas alimentarios funcionan en cada departamento?
¿Qué funcionarios los gestionan y con qué presupuesto?
¿Qué pasó con el Registro creado por ley?
Catamarca no puede seguir siendo la provincia donde todo se tapa, donde todo se calla, donde se evita lo incómodo. Porque cuando se calla el hambre, se alimenta la miseria. Y cuando se oculta la desnutrición, se condena a miles de chicos a una vida sin futuro.
Es hora de romper el silencio.
Imagen: https://www.anred.org/la-otra-pobreza/