Raúl Jalil miente: Catamarca sí tiene deuda, y la están pagando todos los ciudadanos
El gobernador Raúl Jalil afirmó que Catamarca “no tiene deuda”, pero documentos oficiales, decretos recientes y datos financieros desmienten su discurso. La provincia está endeudada, y la carga cae sobre la gente. Enterate por qué su relato no se sostiene y qué esconden los números.
Política 22/06/2025

Raúl Jalil aseguró esta semana, ante cientos de empresarios y cámaras sectoriales, que “Catamarca no tiene deuda”. Lo dijo con total naturalidad, como quien repite un guion escrito para quedar bien parado. Pero los papeles dicen otra cosa. Los decretos, los informes oficiales y hasta los portales nacionales que detallan el estado financiero de las provincias contradicen esa frase de manera contundente. Catamarca sí tiene deuda. Y no poca.
En abril, el propio gobierno provincial solicitó una línea de crédito por hasta 10.000 millones de pesos, con destino a obras de vivienda, infraestructura y equipamiento. ¿Desde cuándo un crédito millonario no es deuda? ¿Desde cuándo pedir prestado no es endeudarse? ¿Acaso creen que por ponerle otro nombre, la gente va a dejar de entender lo que están haciendo?
Lo cierto es que la Contaduría General de la Provincia publica informes periódicos que reflejan, con detalle, el estado actualizado de la deuda pública. Hasta febrero de 2025, esos documentos ya registraban compromisos asumidos por el Ejecutivo. Y no solo eso: la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales también muestra un crecimiento del stock de deuda de Catamarca, que ya superaba los 16.998 millones de pesos en 2023, con un incremento interanual de más del 50%. Si eso no es deuda, entonces ¿qué es?
Lo que dice Jalil no solo es falso: es ofensivo. Porque mientras proclama orden y equilibrio fiscal, la provincia depende cada vez más de fondos extraprovinciales que vienen menguando. Al mismo tiempo, sostiene una estructura estatal sobredimensionada, con más empleados públicos que privados registrados. Una maquinaria pesada, improductiva, que devora recursos y genera clientelismo. Y mientras se ajustan partidas sensibles o se recortan fondos para municipios, la plata sigue saliendo para mantener cargos políticos, contratos fantasmas y punteros territoriales.
Pero además de la deuda financiera, hay una deuda mucho más profunda: la deuda con los ciudadanos de Catamarca. Una deuda moral. Una deuda de verdad. Porque mientras se pide dinero prestado en nombre del “desarrollo”, hay hospitales sin insumos, escuelas con techos que se caen, rutas en ruinas y barrios enteros sin agua potable. ¿Dónde está esa plata? ¿En qué se usa? ¿Quién la controla?
Lo más grave no es que se endeuden. Lo más grave es que lo nieguen. Que hablen de equilibrio fiscal mientras gestionan con déficit encubierto. Que maquillen los números mientras multiplican las oficinas públicas, los asesores, las cajas chicas y los contratos discrecionales. Que se burlen de la gente diciendo que “no hay deuda”, cuando todos sabemos que la deuda está, se siente y se paga. Porque todo préstamo se devuelve, y si no lo devuelve el gobierno, lo paga el pueblo con más impuestos, menos servicios, menos empleo, menos futuro.
Raúl Jalil puede repetir cien veces que Catamarca no tiene deuda. Pero no puede borrar los decretos que firmó, ni los informes que lo desmienten. Puede llenar actos con frases de ocasión, pero no puede tapar el enojo creciente de una sociedad que ya no se traga el verso. Y lo más importante: puede seguir mintiendo… pero nosotros vamos a seguir diciendo lo que es cierto, aunque les duela.
Ellos —los de siempre, los del relato— pueden seguir repitiendo sus mentiras. Pero nosotros, los de bien, vamos a seguir repitiendo nuestra verdad.