¿Javier Milei es un éxito o un fracaso?
Javier Milei lleva más de medio año en el poder y la discusión está instalada: ¿estamos ante una transformación histórica o frente a un experimento que no da resultados? En Realidad Catamarca analizamos los datos, los hechos y las decisiones. Sin filtro y sin relato.
Sociedad13/07/2025

La pregunta, más allá de las pasiones, es válida. Milei prometió una transformación profunda, sin gradualismo, sin negociación con “la casta” y con una lógica distinta a la que dominó las últimas décadas. Y al romper todos los moldes, se ganó enemigos incluso antes de empezar a gobernar.
Pero hoy, a más de medio año de su asunción, los resultados empiezan a estar sobre la mesa. No hablamos de sensaciones ni de slogans. Hablamos de datos.
Pobreza, inflación y estabilización: lo que sí cambió
En diciembre, Milei recibió un país quebrado. La inflación mensual superaba el 25 %, el dólar se escapaba, no había reservas y mas del 50 % de los argentinos era pobre. La economía estaba destruida, pero lo más grave: había un Estado que no quería dejar de gastar.
Sin embargo, y contra todos los pronósticos, la inflación comenzó a bajar mes a mes, ubicándose por debajo del 2 % en junio. Esto no ocurría desde mediados de 2022. En simultáneo, el dólar se estabilizó, el riesgo país cayó a 670 puntos, y la pobreza, aunque todavía alta, retrocedió del 50,3 % al 38 %.
Sí, en apenas seis meses, bajó más que con cualquier otro gobierno democrático en tan poco tiempo.
¿A qué se debe esto? A que se dejó de financiar el déficit con emisión, se sinceraron precios relativos, se recortaron privilegios estatales y se empezó a ordenar el caos estructural que dejó el kirchnerismo. No hubo milagros: hubo decisión.
Se terminó el curro del Estado como botín
Uno de los pilares de este gobierno fue achicar el Estado y limpiarlo de estructuras parasitarias. Y eso, pese a que generó resistencia, se hizo.
Miles de contratos truchos fueron dados de baja. Se cerraron organismos como el INADI, que lejos de promover derechos se había convertido en una policía del pensamiento ideologizada. Se recortaron ministerios, se bajaron planes eternos que nunca sacaban a nadie de la pobreza, y se puso fin al festival de cargos para militantes.
Más allá de la polémica que esto genera en sectores acostumbrados al gasto público como forma de vida, la mayoría de los argentinos que trabaja y paga impuestos lo ve como lo que es: una señal de que, por fin, alguien se animó.
Orden público y cultura del esfuerzo
Otro cambio profundo que no sale en los noticieros: la calle volvió a ser de todos. Los piquetes ya no son moneda corriente. Se terminó la extorsión como método de presión. Los que quieran protestar pueden hacerlo, pero no van a cortar rutas, avenidas ni amenazar al resto.
Y esto no es menor. Durante años se instaló la idea de que el que más grita, gana. Hoy se invierte la lógica: el que trabaja, el que estudia, el que emprende, tiene prioridad. Y eso, para buena parte de la población, es una bocanada de aire fresco.
Educación, Justicia y libertad de expresión
El gobierno también avanzó en limpiar la educación del relato militante. Se empezaron a revisar contenidos escolares, se eliminaron manuales ideologizados, y se recuperó el eje en materias troncales y hechos históricos reales.
A diferencia de lo que muchos advertían, la libertad de expresión no solo no fue atacada, sino que se fortaleció. Hoy cualquiera puede criticar al gobierno, insultar al presidente, escribir columnas o marchar. Nadie es censurado ni perseguido. Y eso, aunque parezca básico, no lo era con el kirchnerismo en el poder.
¿Y entonces? ¿Éxito o fracaso?
Depende de dónde mires.
Si mirás desde la lógica del político que vive del Estado, este gobierno es un desastre. Porque se cortaron privilegios, cargos, sobres, curros y negocios.
Si lo analizás desde la comodidad del “militante rentado” o del empresario prebendario, Milei representa una amenaza.
Pero si te parás desde el lugar del laburante, del pyme que no quiere fundirse por juicios truchos, del productor que quiere sacar su cosecha sin que le roben la mitad, del joven que quiere ahorrar y progresar sin que el Estado le meta la mano en el bolsillo… entonces la respuesta es clara:
Sí. Milei es un éxito. Porque por primera vez, el gobierno no gobierna para la política, sino para la gente.
Queda mucho por hacer. Nadie niega que el camino es difícil. Pero el rumbo está claro. Y esa sola claridad, después de tantos años de oscuridad, ya es un triunfo en sí mismo.
Desde Realidad Catamarca, no repetimos lo que dicen otros. No pedimos permiso. Contamos los hechos como son.
Y por eso, con datos en la mano, afirmamos: el cambio empezó. Y esta vez, va en serio.