Los corruptos creen que todos son de su condición
Te lo digo yo25/08/2025

En Argentina ya no sorprende nada. Cada vez que se acercan elecciones, el kirchnerismo y sus satélites desempolvan su manual de operaciones sucias. Ahora, con audios editados y chicanas de pasillo, pretenden instalar la idea de que Karina Milei se queda con un “3%” de supuestas coimas. Sí, los mismos que saquearon el país durante décadas quieren convencer a la sociedad de que la mujer que sostuvo a Javier Milei desde sus inicios repite sus mismas prácticas corruptas.
Pero no es casual. Es la vieja estrategia del populismo, embarrar la cancha para que todos parezcan iguales. Se trata de la proyección psicológica en su forma más pura, los corruptos transfieren sus propios delitos a quienes buscan cambiar el sistema. Como no pueden explicar los bolsos de José López, las fortunas de Lázaro Báez, las causas judiciales de Cristina Kirchner, los sobreprecios en cada ministerio ni la corrupción sindical, inventan que los demás también roban. Porque en el fondo, los corruptos creen que todos son de su condición.
La diferencia es clara, Javier Milei no negocia con la política podrida. No reparte cajas, no acomoda parientes, no compra periodistas con pauta. Y eso los desarma, porque se rompe la lógica del régimen cleptocrático que gobernó la Argentina durante décadas. ¿Qué pasa cuando alguien llega al poder sin deber favores al aparato? Lo intentan destruir. Es la teoría del chivo expiatorio, inventar culpables inocentes para que no se hable de los verdaderos responsables. Saben que no lo pueden frenar en las urnas, Javier Milei sigue midiendo más del 50% de intención de voto en todo el país. Entonces apelan a lo único que les queda, la mentira.
El pueblo argentino ya despertó. Nadie cree el discurso moral de quienes gobernaron durante veinte años enriqueciendo a una élite y condenando a millones a la pobreza. La realidad es que La Libertad Avanza puso en jaque al sistema de privilegios que sostenía a políticos mediocres y a burócratas enquistados en el poder. Esa es la verdadera razón de tanto ataque. Por primera vez en mucho tiempo, la hegemonía cultural y política del populismo enfrenta un quiebre. El viejo relato gramsciano que buscaba moldear conciencias con medios rentados y clientelismo perdió fuerza frente a una batalla cultural que ya ganó la calle.
Y a todos los que hoy se rasgan las vestiduras conviene recordarles algo, tuvieron décadas para gobernar y lo único que hicieron fue robar, mentir y hundir al país. No soportan que alguien como Milei haya llegado al poder sin pactar con ellos, sin deber favores, sin arrodillarse ante el Leviatán estatal que ellos mismos construyeron.
Ninguna opereta va a cambiar lo que ya está escrito, la gente eligió un rumbo distinto, eligió libertad. Pueden inventar audios, manipular videos o agitar a sus voceros rentados, pero la sociedad sabe perfectamente quién saqueó la Argentina y quién vino a reconstruirla.
Hoy los corruptos tiemblan porque saben que su tiempo terminó. El ciclo de los retornos, los sobres y las cajas negras llegó a su fin. Lo que viene es otra Argentina, una Nación donde la honestidad, el mérito y la libertad vuelvan a ser protagonistas. Es el comienzo de un orden nuevo, donde la política se mide por resultados y no por complicidades.
Por eso es importante no perder el rumbo y seguir firmes con las ideas del Presidente Milei. Esta opereta llegará a una conclusión clara, Javier y Karina Milei quedarán limpios, porque son honestos. Millones de argentinos lo saben, y por eso en las próximas elecciones van a votar y revalidar este proyecto político.
Porque esta no es una elección más, es el final de una era de corrupción y el inicio de una Argentina distinta. El viejo régimen está muriendo, y lo único que les queda es el eco de sus mentiras. Nosotros, en cambio, tenemos la verdad, la libertad y la fuerza del pueblo. Y cuando un pueblo se decide a ser libre, no hay mentira ni aparato que pueda detenerlo.