Nos mintieron tanto que llegamos a creer que el fracaso era parte de nuestra identidad.
Nos enseñaron a agradecer lo que era nuestro, a soportar lo que nunca debimos aceptar.
Prometieron futuro mientras vaciaban el presente, y durante décadas se administró pobreza, miedo y silencio.
No se gobernó un país, se gobernó un rebaño.
Y de tanto repetirse, llegaron a convencerse de que la Argentina les pertenecía.
Pero hay algo que no pudieron quebrar,
la dignidad de quienes todavía trabajan, de quienes todavía creen,
de quienes todavía sueñan con una patria libre.
Esa gente, vos, yo, los que aún no se vendieron,
es la que hoy está frente a una decisión.
Se trata de quienes queremos rescatar el país
de los mismos que lo traicionaron durante medio siglo.
Se trata de un pueblo que quiere volver a caminar
con la frente en alto, dueño de su destino.
El peronismo dejó un país saqueado,
administraron provincias empobrecidas
y forzaron a una generación entera a marcharse.
Pero todavía queda esperanza.
Todavía existe un salto posible,
el salto hacia la verdad,
hacia la recuperación de lo que somos.
Argentinos de bien,
hijos de esta tierra que todavía respira entre las ruinas,
llegó la hora de ponernos de pie.
Durante años nos hicieron creer que éramos esclavos del destino,
pero el destino lo escriben los hombres y mujeres que se animan.
Nos dijeron que la libertad era peligrosa,
porque sabían que un pueblo libre no se arrodilla.
Hoy decimos que el miedo se terminó.
Que los que trabajan no pedirán perdón por hacerlo.
Que los que piensan distinto no volverán a callar.
Que los que producen no seguirán sosteniendo a quienes viven del esfuerzo ajeno.
Vamos, argentinos de bien.
Pensemos con claridad y actuemos con coraje.
Elijamos el país que queremos dejar, no el que nos impusieron.
Construyamos una Nación nueva sobre cimientos de verdad, mérito y dignidad.
Adelante, amantes de la libertad.
Adelante, defensores del trabajo honesto.
Adelante, constructores del nuevo tiempo.
Porque lo que empieza ahora no es una elección,
es la fundación de un nuevo país.
Y cuando todo el ruido se apague,
cuando el polvo del pasado caiga,
que se escuche claro,
como un juramento que atraviesa las generaciones:
La Argentina volverá a ser grande,
porque sus hijos decidieron volver a creer.
Y desde hoy, desde este voto, desde este coraje,
comienza el renacimiento de una patria libre.
Argentinos, podemos hacer historia nuevamente,
arrebatándole el futuro al miedo y devolviéndoselo al pueblo.
Porque no fue el poder quien despertó a la gente,
fue la gente quien despertó a sí misma.
Y desde ahora, cada generación recordará este momento
como el día en que los argentinos dejaron de pedir patria
y empezaron, por fin, a construirla.